Comentario
Uno de los acuerdos de Westfalia que tendrá mayor importancia en el futuro europeo será que todos los firmantes de los tratados serán garantes de ellos, por lo que Francia y Suecia tendrán derecho a intervenir en los asuntos internos del Imperio, so pretexto de salvaguardar su cumplimiento. Por otra parte, Francia también se había asegurado en Westfalia de que el emperador no pudiese ayudar a España en la guerra que quedaba pendiente entre ambas potencias, aun cuando los Países Bajos y el Franco Condado formaban parte del imperio.
Sin embargo, ambos contendientes estaban sumidos en graves problemas internos que les impidieron dar una rápida solución al conflicto, alargado por diez años. España había aprovechado la Fronda para recuperar algunas plazas, pero sus mismas fuerzas se encontraban desde 1640 divididas entre los Países Bajos, Portugal y Cataluña. Y aún empeoró la situación al romperse las negociaciones para un tratado de amistad con Inglaterra, que le exigía a cambio el derecho a comerciar libremente con las Indias. La negativa española llevó a la apertura de hostilidades, en las que perdió Jamaica en 1655, y a la alianza militar franco-inglesa del mismo año.
Tanto por mar como por tierra, ambos aliados pusieron en una situación difícil a España, a la que no pudo ayudar el emperador Leopoldo III ante el veto de la Dieta, varios de cuyos miembros habían formado una Liga por la Paz, a la que se unió Francia en 1658 para aislar a su contrincante. La victoria francesa de las Dunas (1658) y su avance hacia Bruselas llevaron a España a acelerar las negociaciones de paz, que tuvieron lugar en la isla de los Faisanes del Bidasoa, en 1659. El Tratado de los Pirineos es absolutamente lesivo para España, que ha de ceder a Francia el Rosellón y parte de la Cerdaña, el Artois y una serie de plazas en Flandes (Gravelinas), Henao (Mariemburgo) y Luxemburgo (Montmédy, Thionville), a cambio de que Francia dejase de prestar apoyo a los sublevados de Cataluña y Portugal. El matrimonio de la infanta María Teresa con Luis XIV completó el tratado, aunque con la renuncia de aquélla a sus derechos hereditarios a la Corona española, siempre que se pagase la dote de 500.000 escudos de oro, condición no cumplida que en el futuro permitiría a Francia reclamar el trono. La Paz de los Pirineos supuso el hundimiento de España, que quedó relegada ante el ascenso de Francia, que dominará las relaciones internacionales del occidente europeo durante el resto del siglo.